Nos ha pasado varias veces: nos entrevistamos con un nuevo cliente que invirtió en el desarrollo de un nuevo sistema, una nueva plataforma digital o una Banca en Línea. La funcionalidad del sistema está resuelta, sin embargo, los usuarios (internos o externos a la organización) no están satisfechos o, simplemente, los resultados esperados nunca llegan.
¿Por qué es este fenómeno tan frecuente? A pesar de que todos los estudios de diseño actualmente hablan sobre diseño centrado en el usuario, son pocos los equipos de trabajo que priorizan el diseño de su interfaz con la relevancia y formalidad que requiere cualquier proyecto digital que sea estratégico para una organización.
Otra posible razón es que el diseño no se hace pensando en el usuario final, sino que es producto de las solicitudes y supuestos existentes a lo interno de una organización sobre el comportamiento y necesidades de sus usuarios.